"Usté disculpe la tardanza, pero es que no son enchiladas, son mantarrayas."
Partir el plazo fijado en mitades una tras otra hasta el infinito, con la idea de negar la incómoda intención de colocar videos de delfines retozando. Sacar una palabra de aquí, otra de allá y es que no es cosa de muchas explicaciones: los delfines realizan movimientos recreativos llenos de gracia en algún acuario, y la gente los filma.
Las mantarrayas (Manta birostris) son de mi agrado. No tienen una parafernalia de trucos; simplemente se deslizan cual gigantescos papalotes acuáticos y al igual que los delfines y las ballenas efectúan saltitos hacia la superficie. Pero, ¿qué las motiva a desplegar sus enormes aletas pectorales fuera del agua?
Esta pregunta aparecía una y otra vez con sus cuatro mil nueve variantes. Me perseguía día y noche; cuando soñaba, veía mantarrayas sollozantes cuyas hendiduras branquiales producían sonidos similares al llanto humano.
Esta pregunta aparecía una y otra vez con sus cuatro mil nueve variantes. Me perseguía día y noche; cuando soñaba, veía mantarrayas sollozantes cuyas hendiduras branquiales producían sonidos similares al llanto humano.
Transcurrido algún tiempo, la iluminación posó sobre mi entendimiento mientras la ventana de navegación internáutica del yútub resplandecía: la hipótesis de que las mantarrayas precisaban surcar los aires en lugar del mar, se hacía patente y demandaba acción. Rápidamente me comuniqué con un nutrido grupo de colegas científicos (llámese tráfico de influencias) enterándolos de mi tesis inicial de las Mantarrayas Aerodinámicas, y de la urgencia de obtener un embrión de mantarraya, valiéndome tanto de mis conocimientos, como de mi prestigio científico.
Por alguna extraña razón nadie quiso apoyar mi experimento, así que decidí vender estupefacientes en cantidades industriales y contactar a estos respetables señores; nobles protectores de la vida marina y que entre muchos otros atributos, aceptaban Visa.
Una vez que el embrión cayó en mi poder, modifiqué el sistema respiratorio sin demora, y aprovechando la ocasión, también el color. La adapté para la convivencia, y su nuevo medio aéreo. Luego, la saqué a pasear y la grabé para beneplácito de todos mis lectores.
Aquí vemos a Wilfrid antes del despegue:
Una vez que el embrión cayó en mi poder, modifiqué el sistema respiratorio sin demora, y aprovechando la ocasión, también el color. La adapté para la convivencia, y su nuevo medio aéreo. Luego, la saqué a pasear y la grabé para beneplácito de todos mis lectores.
Aquí vemos a Wilfrid antes del despegue: